lunes, 22 de febrero de 2010

PARA EL POETA EL TIEMPO SE DETIENE

El rostro de un candidato político en una valla publicitaria

Ahí está:
No demasiadas resacas
No demasiadas peleas con mujeres
No demasiados neumáticos desinflados
Nunca pensó en el suicidio

No más de tres dolores de muelas
Nunca se saltó una comida
Nunca estuvo encarcelado
Nunca estuvo enamorado
7 pares de zapatos
un hijo en la universidad
un coche que no tiene más que un año
pólizas de seguros
un césped muy verde
cubos de basura con tapa hermética
seguro que le eligen.

Charles Bukovski

miércoles, 10 de febrero de 2010

Cosas que aprendemos en las telenovelas. Primera entrega

Algunas conclusiones a las que se puede llegar despues de ver telenovelas durante toda la vida son las siguientes:
1. Si te violan puedes convertirte en sicaria y matar a todo el mundo.
2. Si te enamoras de un hombre casado y eres la protagonista debes esperar a que el libretista “mate” a la esposa de tu amor para que haya final feliz
3. Si eres el protagonista (leáse el bueno) y embarazas a una mujer que no es la que amas seguramente el libretista la matará capítulos mas adelante para que tú te quedes con tu bebé y lo críes con la mujer que amas. No puedes ser un padre que no se haga cargo de tus hijos.
4. Cuando las sicarias se embarazan dejan de tener ganas de matar y se convierten en buenas personas
5. La única diferencia entre forajidos y policías es la marca de la pistola y la placa. Los dos disparan por igual.
6. Cuando actúas por venganza personal eres mejor policía
7. El 90% de las veces que la protagonista es violada queda embarazada y el 100% de las veces la protagonista no contempla la opción de abortar.
8. Las mujeres en las telenovelas no conocen los anticonceptivos
9. La mujeres malas se embarazan para comprometer hombres buenos
10. Los hombres buenos no usan preservativos, prefieren arriesgarse a embarazar a las mujeres malas que luego los comprometerán en matrimonios forzados.
11. La mejor manera de engañar a un hombre es emborracharlo, desvestirlo y convencerlo de que tuvo sexo contigo. Eso creará lazos que pueden durar 90 capítulos.
12. Todo hombre, bueno o malo, es incapaz de autodominio con respecto a una mujer exuberante y dispuesta.
13. Cuando un hombre rechaza a una mujer ésta inmediatamente se convierte en arpía.
14. Cuando un pobre o una pobre se enamora de un rico o rica no debe dejar de tratarlo de doctor, doctora ,señor, doña o don, aunque lleven cuarenta capítulos bajo las sábanas, eso es ser respetuoso.
15. Las personas buenas tienen menos capacidad de aprendizaje que las malas, porque las engañan hasta diez veces de la misma forma y con los mismos trucos y no aprenden.
15. La mejor venganza, despues de una pelea con tu pareja, es tener sexo con la primera persona que se te atraviesa.

Programación de la tertulia liberatura

Cada semestre a las seis de la tarde nos reunimos para reir y hablar de un tema de literatura.Este es uno de los rituales que puedo poner como ejemplo de autoformación: somos lo que hacemos en nuestro tiempo libre.Vala programacion: lugar sala de Profesores de Humanidades Universidad de Ibagué.Todos los jueves.Seis de la tarde.

Fecha
Actividad
FEBRERO

FEBRERO 4
Juan José Arreola y el guardaagujas
FEBRERO 11
Carlos Fuentes: el espejo enterrado
FEBRERO 18
David Salinger y el realismo sucio
FEBRERO 25
¿Quién es Bukovsky?


MARZO

MARZO 4
Juan Manuel Roca
MARZO 11
Los poetas Chilenos que no son Neruda
MARZO 18
Memorias de Katsuhiro. Película
MARZO 25
Los nuevos cronistas de indias


ABRIL

ABRIL 8
Kawawata
ABRIL 15
Poetas latinoamericanos contemporáneos
ABRIL 22
Pablo Ramos : el origen de la tristeza
ABRIL 29
Hablemos de la sicaresca y la picaresca


MAYO

MAYO 6
Hombre que mira al sudeste:película
MAYO 13
Pedro Salinas y el amor platónico
MAYO 20
Miguel Hernández: poemas cantados por Serrat
MAYO 27.Cuento el matadero

jueves, 4 de febrero de 2010

EL SOL Y LAYLA

EL Sol y Layla

Trabajo en un octavo piso, puedo ver el atardecer desde mi escritorio, Bogotá tiene unos atardeceres hermosos. Me gusta tomar fotos y comencé a tomar las fotos del sol ocultándose. Esto se convirtió en una costumbre que me quitaba sólo unos minutos de trabajo y me daba la alegría diaria de ver luego los matices de la luz y la sombra y los colores de cada día.

Después de tomar muchas fotos al atardecer me enteré que El maestro indio Hira Ratan Manek perfeccionó una técnica de sanación a través de la observación del astro rey. Decidí contemplarlo sin excepción. Esto ha llevado a que las personas que trabajan conmigo inicien de igual manera su contemplación y preocupación si no estoy en el momento del atardecer. Aunque el atardecer es diario las condiciones climáticas intervienen de manera interesante.

La semana pasada tuve la oportunidad de ver el atardecer en compañía de Joaquín quien nunca había visto como se ocultaba el sol.
Layla María Forero Sierra

miércoles, 3 de febrero de 2010

Los Colibrís no me quieren



LOS COLIBRIS NO ME QUIEREN!!!!
Uno entró "DE SAPO" a una foto que le tomé a una flor de "Cayeno" y otro -que no me tenía "ni cinco de miedo" me sacó la lengua justo cuando le tomé la foto: "Como para que quedara evidencia física de su antipatía por mí"...en conclusión: Los Colibrís no me quieren "ni tantito".
Patricia Fajardo Valbuena

martes, 2 de febrero de 2010

SER Y COMER: IMPLICACIONES METAFÍSICAS DE LA CUCHARA EL CUCHILLO Y EL TENEDOR

“Somos lo que comemos” dice la sentencia. Y, si, hay mucho de verdad en esta frase y tal vez poco en su contraria, “no somos lo que no comemos”. A mi parecer esta segunda sentencia se está convirtiendo en un tema central de relación con el cuerpo y con la vida. La negación del alimento o de algunos alimentos entra a ser un punto álgido en comportamientos extremos que, a veces, son totalmente racionales e, incluso, de moral intachable, pero no por ello, complejos y contradictorios.

El caso típico del vegano y del ultra vegano, entendiendo por vegano quien ha decidido no comer carne debido a que no soporta la idea de consumir animales que hayan sufrido durante el proceso de sacrificio y entonces consume productos animales pero no sacrificados como lácteos y, a veces huevos. Y el ultra vegano quien, además, se niega a consumir cualquier producto de origen animal debido a la cruel industria que maltrata a los animales. Los veganos no quieren ser, a todas luces, cómplices de un acto cruel. Al negarse a comer “cadáveres” afirman que su cuerpo se nutre de todo, menos de violencia; lo que el vegano quiere es dejar la violencia de lado, negar la naturaleza sádica de la humanidad. Ellos parten de la premisa de que consumir dolor es justificar el dolor y que la carne sacrificada con crueldad transmite esa violencia a nuestro cuerpo.

Pero hay otro grupo que no consume cárnicos o productos industriales, ya no por la crueldad sino por la insanidad. Los ortoréxicos y los “orgánicos” que basados en estudios científicos de los alimentos no quieren consumir productos nocivos para la salud. Entonces ellos no quieren ser o estar enfermos. Su cuerpo no debe ser contaminado ni impuro. Consumir transgénicos, esteroides, hormonas, preservativos, sabores y colores artificiales convertiría a su cuerpo en algo igualmente artificial y contaminante. Los “orgánicos” quieren un cuerpo natural, saludable, quieren vivir y morir bien, algunos de ellos consumen carnes si saben que los animales han sido alimentados con productos naturales. A ellos no les interesa el dolor sino el origen “limpio” de los alimentos. Al contrario de los veganos que expresan un cuidado con “los otros” a este “grupo” le interesa más el cuidado exclusivo de su propio cuerpo.

Los antiguos ascetas practicaban el ayuno y el consumo mínimo de alimentos. Sobrevivían, en muchos casos, de agua y pan. Su objetivo era controlar el placer y el deseo, dedicarse a la contemplación y a la preparación para la muerte. En realidad a los ascetas les interesaba controlar y negar el cuerpo, probar hasta qué punto puede un ser humano lograr vencer a la carne. La carne era la fuente del dolor, lo impuro, lo fugaz. El asceta perseguía la eternidad y el dolor y el control de su cuerpo eran la prueba de la fortaleza del espíritu. Un grupo parecido es el de los anoréxicos que pretenden controlar su imagen y controlar, de paso, el mundo mientras niegan el alimento. Si no como no soy, parece ser su lema y en ese ser integran todo aquello que detestan. Para ascetas y anoréxicos el alimento es indeseable porque representa el peso del mundo material, para los primeros de modo metafórico y para los segundos de modo literal.

El bulímico se debate en un campo complejo. Al bulímico le encanta la comida, le gustan los sabores pero no quiere asumir las consecuencias, por eso come pero no deja que el alimento se integre a su sistema. El bulímico asume la comida como pecado y no quiere ser pecador, o como culpa y no quiere ser culpable o como fealdad y no quiere ser feo. Y el glotón, y fíjense que no digo gordo porque hay glotones flacos y gordos que lo son por enfermedad. El glotón no quiere ser vacío. El glotón quiere tenerlo todo. Con el glotón hay sólo un tiempo: aquí y ahora y es el tiempo de la experiencia. El glotón no quiere límites. Quien ama la comida incorpora el mundo a través de su boca y, por supuesto, al negar los límites exagera hasta la enfermedad. En este caso comer es ser y sentir y no comer es el vacío angustiante y angustiado.


En el caso de aquel que no desea comer cosas extrañas, diferentes o fuera de lo “normal” hay un miedo al cambio. La cultura y las sociedades se expresan en la comida. Comer cerdo para los judíos es imposible, tanto que quienes se convierten a otra religión son llamados “marranos” pues comen un animal prohibido. Comer por fuera de nuestra costumbre es conocer y es cambiar, es arriesgarse a incorporar a nuestro cuerpo una experiencia diferente y esa experiencia, para bien o para mal, es transformadora.

Si el justo medio se quiebra en cualquiera de las tendencias, ya sea la del vegano o la del orgánico o el glotón o el chauvinista se produce un efecto contradictorio que convierte al pacífico vegetariano en un ser violento y discriminador que no soporta las costumbres alimenticias de los demás y las critica de modo despectivo o al orgánico en un juez implacable que vigila lo que su familia come hasta el punto de hacer un martirio las comidas cotidianas. Ya sabemos que los bulímicos, los anoréxicos y los glotones pueden perder el control y morir y los chauvinistas pierden la oportunidad de poner en perspectiva lo asumido como natural y, de paso, se pierden la variedad del mundo. Comer, de algún modo, es ser.
Martha Fajardo Valbuena