miércoles, 14 de diciembre de 2016

Leer es sobrevivir




Mientras hablo con Manuel veo una araña tigre. Está en una planta del pequeño jardín ubicado frente a mi oficina. Le muestro a Manu mi descubrimiento. El problema es que él es estudiante de filosofía, graduado, pero ya sabemos que un graduado de filosofía es un eterno estudiante de filosofía. No sé cómo pero llegamos a la discusión sobre quién es superior y quién , entre la araña o el hombre, tiene mas opciones de sobrevivir. Y ,obvio esa pregunta deriva hacia la lectura y la escritura.

La araña que observamos tiene siete patas. Algo debió pasar y tuvo que adaptarse. Manuel sugiere que pongamos un avisito de discapacitado para que el jardinero no moleste la telaraña. Yo, ahora me siento como una araña de siete patas. Adaptada pero en riesgo. Este año del mono chino ha sido un gran tortazo en la cara. Y siempre que me he preguntado por qué, ha aparecido una razón: Estamos perdiendo nuestra única tecnología realmente efectiva contra la extinción de la especie por mano propia. Hablo de la lectura.

Cuando un joven o viejo, o persona de cualquier postura religiosa, sexual o económica me dice que no le gusta leer, yo me asombro. Para mí esa afirmación implica desconocer la herramienta  más eficiente para sobrevivir.

No hablo de solo leer literatura o solo leer ciencia. Hablo de leer todo. Pondré un ejemplo personal. Lo puedo hacer porque este es mi blog. Disculpen si me impongo. Dejé de escribir en el blog luego de ser diagnosticada de diabetes. Fueron tiempos difíciles. Hubo dias de adaptación muy duros y mientras comprendí lo que le pasaba a mi cuerpo y al mundo la lectura fue mi tabla de salvación.

Hoy, mi médico ha bajado mi medicación. Significa que voy controlando mis niveles de glicemia y si continuo asi podré estar en un punto casi normal. No estaré curada pero si regulada. Y quiero agradecer a mi amiga la lectura porque, sin ella, no habría podido adaptarme a mi nueva condición. No habría sobrevivido a tanta información equivocada, tergiversada y a veces, desesperante, que impide que muchos diabéticos logren entender en qué consiste su enfermedad y cómo pueden sobrellevarla.

Aquel  primero de noviembre  en que me pusieron mi primera y unica dosis de insulina, decidí leer todo lo que encontrara sobre el tema. Había recibido un folleto instructivo sobre mi plan de alimentación  que, básicamente, consistía en una lista de lo que no debía comer . La lista estaba redactada en español, pero era incomprensible para una persona , que como yo, está acostumbrada a preguntar el por qué de todas las cosas.

Un amigo médico me asignó un plan de lecturas. Comprendí las bases biológicas de mi condición. Supe qué procesos químicos se efectuaban en mi cuerpo y concluí que la educación en mi pais no me había preparado para saber nisiquiera, ubicarme en mi cuerpo. Aprendí dónde queda el hígado, el pancreas, los pulmones, qué hacen, cómo se relacionan y aprendí tambien que el problema de tener indices altos de glicemia no sólo implicaba dejar de comer azúcar.

Pero leer sin leer el mundo no sirve para nada. Comencé a leer los supermercados y sus productos. Entendí cómo se camuflan lo ingredientes de los productos. Supe, por ejemplo, que el azúcar es un poderoso saborizante y que se usa hasta en la comida de mar. Aprendí a leer una tabla de datos nuticionales  y a leer las formas en la que se camuflan las grasas saturadas, los saborizantes y el azúcar.

Descubrí que llevaba años comiendo grasa con sabor a chocolate y que el problema no era de la compañía que me la vendía, pues claramente en el empaque decía "con sabor a chocolate" y no "de chocolate". Aprendí las tablas de valores mínimos y máximos de azúcares y comencé a ver el mundo con ojos de diabética.

No me privé del sabor dulce. Esa fue la primera sorpresa. Lo dulce está en muchas formas y un diabético puede disfutarlas. Conocí a otros como yo y algunos me ayudaron mucho. Me suscribí a páginas en mi facebook, que me mantuvieron enterada de asuntos importantes. Dejé de seguir algunas porque no entregaban información confiable,  se contradecían.


Escuché a otros diabéticos y descubrí, muy asustada, que ellos no se cuidaban como yo. Los veía felices comiendo pan blanco, consumiendo grasas animales, bebiendo jugos de fruta. Aseguraban que su médico no les había dicho que era prohibido. Encontré muchos mitos, muchas verdades a medias y, diculpen la franqueza, mucha ignorancia. Cada cosa que me recomendaban yo la investigaba. En este mundo de las enfermedades crónicas hay un mercado de nuevos productos "naturales " que es gigante y mal intencionado. No me decidí por ninguna de las pastillas mágicas. Si alguien me preguntaba qué le recomendaba le daba los nombres de libros que hablaban de diabetes. En otra palabras, les decía que la lectura los ayudría más que las hierbas y bebedizos que todo el mundo recomendaba.

Cuando encontraba una duda la escribía en una libreta y asi cuando tenía mi control médico el pobre doctor debía contestar una a una mis preguntas.Mucha veces no me contestaron y debí leer más.

Por eso, cuando el médico me felicitó y me dijo que bajaba mi dosis de medicamento lloré. Lloré de alegría por saber leer. De agradecimiento con todos los que investigaron y escribieron, con los que elaboraron reseñas e infomes de investigación, con los periodistas que difundieron noticias que me llevaron a fuentes interesantes. Con los gobernantes de otros paises, no del mío, que han obligado a la industria alimenticia y de comestibles a poner visibles los datos de los productos que venden, haciendo énfasis en el sodio, la grasa y el azúcar, los tres grandes tóxicos del mundo contemporáneo.

Esa ha sido mi aventura lectora de estos años. Nada literario, ni poético. Sólo asuntos un poco aburridos, tediosos y hasta matemáticos. Estoy usando la lectura para leerme a mi misma.

4 comentarios:

  1. Hermoso volver a saber del blog. Hermoso saber también cómo la lectura te ayudó de esa forma. Conmovido quedo por saber de la rebaja de tu medicación y de todo lo que cuentas en esta entrada de este blog que siempre he seguido, y del que llevaba tres años esperando novedades. Un abrazo.

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    1. Gracias Alfonso, yo tambien estoy feliz de la noticia de mi medicación.

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  2. Qué alegría leerte. Apúntate un like dice J.

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  3. Qué bien mi Marthica volver a leerte y con esta reflexión necesaria, sí, en un momento uno experimenta que leer le hace comprensible por lo que atraviesa y como recomenzarse.

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