lunes, 9 de julio de 2012

A estas alturas creo que Alejandra Azcárate es un síntoma.





La última vez que escribí en este blog lo hice sobre el caso de Rosa, la mujer violada en el Parque Nacional. Ahora quiero escribir de nuevo sobre mujeres. Mujeres en Colombia, no en otras partes del mundo, sino sobre el dolor que puede connotar vivir en un país como este.

Vamos a hablar de las llamadas “7 ventajas de la gordura”*** la columna de Alejandra Azcárate que ha causado tanto revuelo en las redes sociales. Intentaré ceñirme al texto y dialogar con él, antes que juzgarlo quisiera ver las afirmaciones que encuentro sugestivas y quiero partir de una tesis, es decir, he leído el texto, he leído las respuestas y los comentarios y he llegado a una conclusión que quisiera demostrar apoyada en el texto y en contra argumentos. Vamos a ver si lo logro. El asunto es que creo que el texto en cuestión es producto de una mirada colombiana sobre el tema del cuerpo femenino. La mirada de Azcárate es, definitivamente producto de un estado de cosas que existen en nuestro país y que salieron a flote en su texto pero que están respaldadas por una visión propia de los colombianos. Veamos

En los ejercicios de argumentación es recomendable comenzar aceptando, si es posible, los puntos en los que “el otro “ tiene razón. En el caso que nos compete la "segunda ventaja" mencionada por Alejandra Azcárate es muy cierta “2. Cuando van a los almacenes no se pasan horas midiéndose opciones de prendas porque pocas veces encuentran su talla. Sus compras son breves.” Las mujeres de tallas grandes no encuentran en Colombia muchas opciones. Hay países como Argentina en el que existe una ley de tallas que obliga a los almacenes a ofrecer opciones para todo tipo de mujer. En nuestro país hay almacenes que tienen exclusividad en prendas pequeñas. Ya sabemos que las tallas y la obsesión de las niñas por el asunto de ser talla 4 genera anualmente miles de casos de anorexia. Medellín ha sido líder en campañas en contra de estos tallajes que hacen sentir gordas, sin estarlo, a niñas de peso saludable. En conclusión, las mujeres colombianas no somos consumidoras exigentes.Las gorditas no exigimos nuestros derechos como consumidoras.

Un tema recurrente en el artículo es el de la libertad, en dos oportunidades, al comienzo y al final las gordas son definidas como seres libres. O se muestran como personas que hacen lo que desean.“No piensan a la hora de comer. Esa es una invaluable sensación de libertad. No se mortifican por los horarios adecuados para ingerir los alimentos ni mucho menos se estresan por la escogencia de los mismos.” por oposición lo que este postulado sugiere es que las personas no gordas piensan en calorías antes de comer y alimentarse les genera ansiedad. El acto de alimentarse se definiría así como algo doloroso, incómodo. Es probable que el mundo de la farándula sea un mundo que constriñe el cuerpo femenino, lo obliga a la delgadez ya que la imagen fotográfica hace más gruesas las figuras. Las mujeres que vemos en la televisión o la fotografía son, por lo general, mucho mas delgadas de lo que parecen en aquellas imágenes. El mundo de la farándula no se puede convertir en un patrón de vida, al menos no lo es en gran parte del mundo. Sin embargo, en Colombia la banalidad con la que asumimos la formación de nuestros jóvenes, nuestro pobre concepto de futuro, nuestra relación con la belleza como forma de ascenso social tan tristemente descrita en historias como “Sin tetas no hay paraíso” hacen que algunas mujeres se mortifiquen con la comida en aras de mantener una apariencia “comprable”,”canjeable”.



El mostrar a las mujeres gordas como desinhibidas deja ver un estado pleno de mojigatería y de machismo. Se asumiría entonces que las mujeres no deberían hacer el amor con la luz prendida, ser libres, creativas y apasionadas.“En el sexo se desinhiben con facilidad. Contrario a sentir complejos por su figura, tienden a ser tan seguras de ellas mismas que se convierten en grandes amantes. Siempre se entregan como si fuera la última vez, porque de hecho saben que podría serlo. No tienen límites, no les preocupa si la luz está prendida o apagada”.Es un pensamiento colombiano recurrente el diferenciar a la mujer “santa” de la “zorra” y corresponde al drama de muchas mujeres que se ven obligadas a mantener un cuerpo torneado pero no pueden disfrutar de él porque su cuerpo es para el disfrute de otros que no las valoran ni las reconocen como seres que sienten y que las ven como adorno. Los derechos sexuales de las mujeres, no importa su talla, reconocen que ellas pueden sentir y expresar deseo, que son libres para disfrutar y decidir su sexualidad ,sin embargo, en este país, quien pretende ejercer sus derechos es discriminado, marcado, señalado y en el caso del artículo ridiculizado.

¿De quien es el cuerpo de la mujer? Parece una pregunta absurda, pero es parte de la esencia de discursos como el de Azcárate. En Colombia las mujeres no somos aún dueñas de nuestro propio cuerpo. Nuestro cuerpo es de los padres que lo reglamentan, de nuestra pareja que nos exige cómo llevarlo, del estado que no nos permite tomar decisiones como el aborto, de los medios de comunicación y de las grandes industrias de la moda que nos señalan qué ponernos, cuándo, cómo. El “pudor” del que habla Azcárate es un mecanismo que ata los cuerpos de las mujeres, por pudor no expresamos nuestros gustos, por pudor nos quedamos calladas, no opinamos, no somos más políticas, no denunciamos los abusos, no exigimos nuestros derechos, no escogemos nuestros amores. Los casos de violencia contra las mujeres suceden, en gran medida, porque una mujer toma decisiones por sí misma y su pareja la castiga.

Es increíble como –Azcárate pretende hacer ver como inapropiada la exhibición del cuerpo.y como “aberración” sentir lujuria hacia un cuerpo obeso. Si ella estuviera en el carnaval de Brasil o en cualquiera de sus playas vería a mujeres de todo peso y talla mostrando su cuerpo, un cuerpo libre, carnavalizado, presente para ser visto sin límites de peso o medida, un cuerpo en el gozo de los sentidos. Es en este país parece que sólo se pueden hacer ciertas cosas si se es bello y esta es una mirada de clase. No dudo de que si ella se atrevió a publicar esta columna es porque hay un grupo al que le parece gracioso lo que ella dice. El mismo grupo social que hace chistes y bromas sobre la dieta del vicepresidente o arremete contra cualquiera que osa visibilizarse en una clase social a la que no pertenece. Las palabras de Azcárate son un síntoma y ella misma lo es como cada colombiano que acepta pasivamente el estado de cosas, la violencia cotidiana, las decisiones arbitrarias del estado sobre cada uno de nosotros, sobre la salud, sobre el cuerpo, sobre el dinero.

Los colombianos somos intolerantes y pasivos, somos mojigatos y muy, muy tristes, no somos felices, aparentamos serlo. Esas sonrisas de las modelos tienen tras de si horas de dolor en el gimnasio, de sacrificio y hambre, de desamor, insatisfacción y despasión. Tener un cuerpo bello no parece implicar poder usarlo para obtener placer sexual, al menos no desde lo que se infiere en la lectura. Ni siquiera parece ser posible que una mujer delgada goce de la amistad de los hombres o de su caballerosidad. Si la Azcárate representa a un grupo y este grupo es el que decide qué vemos en televisión o en prensa me preocupan nuestras niñas, mujercitas en formación que lean o vean sólo un estereotipo como opción de ser. No quiero imaginar la angustia de tantas adolescentes pasaditas de kilos que entren al mundo social con los prejuicios manifestados en la “bromita” de Alejandra. No sólo tienen que lidiar con la falta de oportunidades, con la desigualdad sino que además deben responder a unos esquemas que les dicen cómo llevar su cuerpo so pena de ser consideradas impúdicas.

A esas niñas quisiera decirles que hay otros países en los que el cuerpo de la mujer se está liberando para ser propio, para ser autónomo. Intenten abandonar la mirada provinciana que expresa Azcárate, lean otras revistas, busquen otras miradas, formen su cabeza, torneen su cerebro, no sean esclavas de los parámetros. Es esencial buscar la belleza, pero la belleza verdadera es una construcción personal y tiene siempre como referente el bienestar. Azcárate misma lo confiesa: ella no es libre y por tanto no es un individuo, un sujeto autónomo capaz de tomar decisiones por sí misma. Ella debe ser delgada, debe verse sonriente siempre, debe controlarse, medirse, anularse, en aras de agradar a otros.



***http://www.caracol.com.co/noticias/actualidad/columna-de-alejandra-azcarate-sobre-las-7-ventajas-de-la-gordura/20120706/nota/1718163.aspx









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martes, 5 de junio de 2012

La ley y el desorden: para la muestra un botón de Rosa





Nada más difícil en literatura que narrar un hecho real. Por lo general al transcribirlo se nota la inconsistencia, lo artificioso, lo ilógico de lo que nos rodea. Hagamos el siguiente ejercicio basado en las noticias que nos llegan y miremos si esto parece real:



Había una vez un hombre que se emborrachaba y perdía el control en cuanto a su ira con las mujeres. Tanto lo perdíó que en el 2002 mató a una mujer con arma blanca,le propinó 22 puñaladas, la envolvió en a sabana y se escondió en su taller hasta que lo atrapó la policía y lo condenó a prisión, pero 15 meses después un juez decidió que el hombre podía salir de prisión siempre y cuando prometiera asistir a un programa para alcohólicos y drogadictos (1). La policía no hizo seguimiento, perdió la pista del hombre y este continuó su vida. Unos años después violó a una niña de 11 años porque según él se le insinuó. La mamá de la niña puso la denuncia y la policía no registró en sus computadores los datos y por eso jamás salió una circular de “se busca”. La mamá de la niña no regresó a completar la denuncia y nadie se interesó en el caso, porque si la mamá no se interesaba por qué debían interesarse ellos. Tiempo después el hombre violó a otra mujer y también se hizo la denuncia, pero de nuevo los sofisticados sistemas electrónicos no registraron, no archivaron, no organizaron la información y el hombre continuó libre, estudiando y haciendo amigos y amigas, por supuesto, todo desplazamiento lo hacía en su moto, aunque le habían suspendido la licencia por manejar borracho (2)
En el colegio donde validaba su bachillerato, costumbre arraigada en él ya que en otro colegio de Chapinero era donde había conocido a su ex esposa (la mamá de la niña que violó), conoció a Rosa, se hicieron amigos y salían, de vez en cuando a rumbear o a beber.

Un día, el hombre se pone una cita con Rosa y van de bares. Cuando Rosa ya quiere irse él se ofrece a llevarla en su moto y ella, que ha bebido con él, acepta que la lleve en su moto.Pero él se desvía hacia un parque, es la una de la mañana, el parque no tiene un sistema de seguridad que vele las entradas y salidas. En conversación con el director de la policía la revista Semana logró que este aceptara que el parque nacional no está completamente controlado por este organismo.
Aún así, Rosa entra al Parque Nacional y allí es violada por Javier. Él la abandona y ella puede llamar al 123 de la línea de emergencia, claro que la hacen esperar para confirmar datos porque a la línea de emergencia colombiana se hacen el 70 % de llamadas falsas, es decir, la policía tiene que asegurarse de que realmente es una emergencia. Este proceso lleva minutos de más y a veces dejan que el usuario cuelgue y vuelva a marcar para comprobar que realmente se encuentra en situación de peligro. No importa que al otro lado de la línea alquien diga “auxilio me estoy muriendo” porque esto puede ser una broma. Por algo el país de este hombre es catalogado como el más feliz del mundo, por el gran sentido del humor de sus habitantes. El director de la policía no está seguro de cuántos hombre buscaron a la mujer una vez le creyeron, cree que dos patrullas , o sea 12 hombres. Luego se unieron a ellos los bomberos y con ayuda de la mujer que indicó lo que veía y oía, al fín, la encontraron a las seis de la mañana. La hicieron caminar a la ambulancia y la llevaron a un hospital muy alejado debido a la gravedad de las heridas. Asunto muy preocupante si tenemos en cuenta que a sólo unas calles de allí está el congreso, el palacio de Nariño, el palacio de justicia y que, por tanto, debe haber hospitales preparados para emergencias médicas muy graves, o ,al menos, eso rezan los protocolos de seguridad. El asunto es que Rosa no tenía seguro (4) por eso a las 11 de la mañana aún estaba en una sala de hospital para pobres pendiente de que le asignaran una camilla, hasta que entró en paro. Cuatro días después murió.

Buscar al hombre asesino fue difícil, primero tenían mal el segundo apellido, después no lo tenían ubicado a pesar de sus antecedentes y tercero, tenían la placa de la moto pero cotejar los datos de dirección en los computadores seguramente fue difícil debido a que no hay plata para sistematizar los datos y unificarlos en un solo terminal. Mientras lo capturaban, las personas del común protestaban y los noticieros hacían una antología de imágenes de mujeres maltratadas en las que primaba la sangre antes que el análisis.
El hombre podría enfrentar una pena de 50 años, las personas están conmovidas porque el crimen no pasó en el campo, ni en la selva ni en cualquier pueblito olvidado del mapa colombiano sino en su capital, en la Atenas suramericana. Se conmueven también porque la mujer fue empalada y eso es “una novedad”.Este país está tan acostumbrado a la novedad que sólo se interesa si en el crimen hay algo diferente, macabro, estruendoso
Hasta aquí la historia inverosímil pero cierta, en la que prima el desorden, sobre todo eso, la incapacidad para que los encargados del bienestar de los ciudadanos se coordinen y organicen, la imposibilidad para que los ciudadanos controlen su manía de hacer bromas y no tomar en serio el número de emergencias, la impunidad con la que se maneja la excarcelación de sujetos peligrosos (no olvidemos que hace unos meses el psiquiatra de medicina legal fue pillado con diplomas falsos) la ligereza con que se toma en este país el tema de la violación de los derechos y el abuso y maltrato de mujeres y niños y mil temas mas que suenan tan absurdos que arriesgaría mi cordura si trato de escribirlos.

Quedan tantas preguntas sobre todo si uno es amante de la lógica.Por ejemplo, por qué el día que la quitaron el pase al hombre por andar borracho no lo detuvieron por romper el pacto de ponerse en tratamiento para adicciones, por qué no le dieron libertad condicional, por qué, si existen esos aparaticos que registran la cédula y pueden ver antecedentes, jamás se hizo un llamado o una alerta. Qué tratamiento se le da en Colombia a este tipo de personas que tienen problemas mentales y de adicción y que no pueden controlar sus impulsos, está bien que ellos esten libres sin vigilancia. Son preguntas serias, despojadas de la ira del momento.Son preguntas que deben responder quienes están a cargo de nuestra seguridad.
Webgrafía



(1) http://www.elheraldo.co/judicial/velasco-habia-asesinado-a-otra-mujer-de-22-punaladas-69933

(2) 'Estaba como poseído por el Diablo', dice familiar de Javier Velasco. http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-11922916

(3) Minuto a minuto del cso de Rosa Elvira Cely. http://www.eltiempo.com/Multimedia/infografia/rosaelviracely/

(4) Señora Rosa Elvira, ¿usted tiene seguro http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/nataliaspringer/senora-rosa-elvira-usted-tiene-seguro-natalia-springer-columnista-el-tiempo_11919638-4

(5) El Parque donde murió Rosa Elvira Cely sigue sin presencia policial http://victorsolano.com/2012/06/02/el-parque-donde-murio-rosa-elvira-cely-sigue-sin-presencia-policial/

(6)

martes, 17 de abril de 2012

Leer y comer: Las sutilezas del lenguaje de la industria de comestibles







La honda de lo natural se ha tomado la publicidad de los comestibles y digo comestibles porque no son alimentos. Todos los días vemos las promociones de aguas saborizadas cero calorías, de gaseosas dietéticas, de papas fritas y empaquetados elaborados con grasas trans y todas, sin excepción, prometen dos cosas imposibles: Salud y bienestar
La Coca-Cola Company tiene el descaro de declarar en sus botellas una campaña de bienestar que dice : “contiene millones de sonrisas, fuente de hidratación ,bajo en sodio”. Esas tres promesas sólo puede creerlas un iletrado. La primera no tienen que ver con la calidad del producto ya que sólo es una imagen utilizada como recurso de venta, la segunda es manipulada, si bien la bebida gaseosa contiene agua y por tanto puede hidratar su alto contenido de preservativos, colorantes, cafeína y gases que permiten la efervescencia y el mayor descenso de la temperatura del líquido (carbonatos) la hacen poco recomendable para la salud. La última promesa: el bajo contenido en sodio es un distractor. Todos le tememos a los excesos en la sal y huimos de ellos, pero otro de nuestros enemigos es el azúcar. La gaseosa contiene, por dos litros, el aproximado de dos tazas de azúcar lo que la hace un peligro latente para las personas. La promesa del bajo sodio sólo oculta el problema real de las sodas: son fuente de azucares y posibles facilitadores de la adquisición de la diabetes.

El asunto es que las industrias de comestibles saben más de gramática que el ciudadano promedio. Cuando afirmo que “Esas tres promesas sólo puede creerlas un iletrado” se que el tono suena pedante pero lo más triste es que estoy convencida de que a menor capacidad de lectura y comprensión mayor es la posibilidad de que seamos consumidores engañados y ciudadanos ingenuos y manipulables.
Digamos que tengo antojos de una paleta de chocolate y que compro una. Si yo leyera el empaque antes de destaparlo regresaría el producto porque en realidad no es de chocolate. En aras de bajar costos las industrias elaboran sabores parecidos al chocolate y redactan en sus empaque frases como “paleta con sabor a chocolate y cubierta con sabor a chocolate”. Es mas económico adicionar el sabor a grasas trans, agregar olor y color artificiales y cancerígenos y obtener un remedo que el consumidor disfrutará sin saber que en realidad no ha comprado lo que quería. Los que elaboran los empaques son expertos en el uso de las preposiciones y saben que no es lo mismo decir de que con. La mayoría de nosotros no reparamos en esos mínimos cambios del lenguaje.
En la letra minúscula de la información de productos comestibles se pueden encontrar frases como “sabor idéntico al natural” en productos como jugos de fruta que prometen ser cien por ciento naturales. Son miles las galletas, dulces, bebidas y helados que contienen Tartrazina y los chicles que se fabrican con Aspartame. Estas son sustancias que pueden producir enfermedades y alergias y por ello hay disposiciones que obligan a quienes las producen a advertir en sus empaques que esa sustancia está presente en el comestible. Para ello las industrias escriben la palabra en mayúscula sostenida, el asunto es que lo escriben en letra de dos milímetros. Este elemento lo hace ilegible e inaccesible para los consumidores.

Las promesas sobre la composición natural de los alimentos o el “fat free” de los dulces norteamericanos demuestran que la industria de comestibles sabe que los consumidores no leemos o leemos mal. Prometer que un masmelo está libre de grasa es cierto pero es distractor, si bien no tiene grasa tiene almidón, azúcar y colorantes, tres ingredientes poco recomendables para la salud.

Además, la lectura no es sólo un asunto de letras, comprender que las fotografías e imagenes de frutas,verduras y alimentos pueden ser manipuladas para que aparezcan en comestibles y poder dominar nuestro primer impulso de asociación para investigar a profundidad de qué está hecho lo que comemos es tambien parte de una lectura comprensiva.Leer es un asunto cada vez más importante. En un mundo de consumo puede ser la diferencia entre alimentarse y envenenarse. La letra grande ,por lo general, dice lo que queremos oír, pero la letra minúscula es donde reside la realidad y esa es la que debemos leer, así nos duela un poco la cabeza o tengamos que sacar las gafas de la cartera: Leer siempre será la clave para tomar decisiones saludables.

jueves, 2 de febrero de 2012

La justicia del palacio: A propósito de la necesidad de establecer responsables


1.Ejercicio de inmersión
Imagínese que usted, un día cualquiera, sale de su casa con el objetivo de encontrarse con un familiar, un primo, una prima, un tío. Se han puesto una cita en un edificio gubernamental porque su familiar trabaja allí y usted es quien necesita el favor. Usted llega puntual a su encuentro y su familiar le invita a recorrer el edificio y a tomar algo en la cafetería. A los pocos segundos de sentarse a la mesa ustedes escuchan un estruendo, muchos estruendos y descubren que alguien o algo está disparando dentro del edificio. Todo es confuso. De repente, en la puerta de la cafetería ven hombres encapuchados y armados que les gritan, los toman del brazo, los arrastran escaleras arriba. Usted mira a su tío, primo, prima, camina a tropezones, quiere vomitar, no sabe qué pasa pero sabe que esos uniformados no son militares, son otra cosa. Usted es rehén y algo le dice que allá afuera está el ejercito, los policías, los uniformados militares que pronto vendrán a rescatarlo. Al menos, eso es lo que usted ha visto en la televisión. Su vida es importante, respetable y,en teoría, el ejercito de su país está comprometido a resguardarla.

Por un momento, los disparos cesan y usted ahora es parte de un grupo compacto y bien diferenciado. El grupo es alojado en una oficina y allí hay encapuchados que les gritan y les piden que obedezcan, prometen que no les va a pasar nada, se identifican como un grupo rebelde. Un grupo con antecedentes  ,acostumbrado a utilizar las vidas para conseguir sus objetivos. Digamos que usted es estudiante  y que conoce el DIH, es decir, el derecho internacional humanitario; por tanto, usted sabe que como civil y como rehén tiene unos derechos y que existen unos protocolos que su ejercito y su gobierno deben cumplir. Usted imagina que el cabecilla del grupo y algún delegado del gobierno ya habrán comenzado las comunicaciones y que habrá negociaciones. Usted respira y piensa en su familia allá afuera, en su familiar que está estático. Valora el grupo. Allí parece haber gente importante, jefes, superjefes y gente común, meseros, aseadoras, estudiantes.
A los minutos el estruendo se reanuda, desde afuera hay disparos, en la siguiente hora usted descubrirá que su ejercito no negocia, que dispara con cañones, tanques, metralletas, granadas, bombas y sin tener en cuenta la ubicación de los rehenes. El edifico se incendia, la gente sangra, hay heridos y muertos; usted mismo no sabe si está bien y cree volverse loco con la pregunta: ¿por qué, por qué no negocian, acaso no saben que estamos aquí, que estamos vivos? .El único ruego que repite en su cabeza es ¡No disparen, por favor, no disparen¡
Digamos que con el paso de las horas usted logra evadirse por un corredor y que saltando sobre los cadáveres de la escalera llega a un hueco, un boquete abierto por los cañones del ejercito y que por allí se desliza. Siente que unas manos le ayudan a salir y no puede de la dicha porque ve a un oficial del ejercito, casi que quiere abrazarlo, agradecerle la ayuda. Pero de repente siente que esas manos no lo sueltan, que lo aprietan mientras lo llevan a un edificio cercano. Tal vez sea un protocolo de seguridad, piensa usted. Sin embargo, una vez dentro del edificio  es empujado y a gritos se le pide su nombre, su cédula, su dirección, usted titubea y recibe patadas como respuesta. Lo obligan a arrodillarse y  llorando les dice que usted es civil, que vino a visitar a su familiar, que tenía una ficha de visitante pero que no sabe dónde está, que su cédula se quedó en la entrada.
Los hombres del ejercito son difíciles de convencer, han sido entrenados para no dejarse llevar por engaños. Tienen además instrucciones precisas de interrogar a todos aquellos que salen del edificio, para ellos todos son cómplices. Cuando usted salió recuerda haberle pedido al soldado un minuto para llamar a su familia para decirles que está bien. Pero nadie ha escrito sus datos, nadie tiene una lista, nadie permite llamar. Simplemente los tienen aislados a usted y a muchos de los que salieron, en la esquina del salón donde está ve como golpean a un hombre con la culata de un arma. Ese hombre se parece mucho al que tomó su pedido en la cafetería: un civil como usted…
Vamos a dejar los puntos suspensivos pero podríamos seguir fabulando y pensar que a usted lo trasladan con los ojos vendados a otro lugar y que allí le aplican tortura para que confiese cual es su nombre subversivo y qué cargo ocupa en la organización, o que lo golpean un rato y cuando comprueban sus datos lo dejan ir pero lo persiguen por años para que no rebele que le pegaron, o lo llevan a un lugar le disparan y luego introducen de nuevo su cadáver en el edificio y lo hacen pasar como rebelde, o, simplemente lo matan y lo entierran como n.n. o sea, lo desaparecen.
2. Si usted es civil
El derecho internacional humanitario existe porque las guerras inventadas en el siglo XX fueron atroces y llegaron a limites impresionantes, miles y millones de mutilados, muertos, enfermos de por vida, literalmente enloquecidos con lo que  vieron sus ojos. Después de las bombas atómicas, los bombardeos, los campos de concentración, los exterminios masivos, de las violaciones y  excesos hubo necesidad de poner limites. “hasta la guerra tiene limites” fue la consigna.
Como civil no puedo dejar pasar los acontecimientos de hace 25 años con respecto a un evento que marca un momento doloroso del trato a rehenes en nuestro país: La retoma del palacio de justicia. Si bien es execrable la toma y en algún momento debe revisarse el tema para exigir saber, para tener la verdad completa, no es menos censurable el modo en el que el ejercito, la presidencia de Belisario Betancourt, la cúpula militar de ese momento y el gobierno entero manejaron esta situación, sobrepasando todo protocolo, poniendo por encima del derecho a la vida, intereses de otra índole.
Cuando los civiles escogemos a nuestros gobernantes les damos a ellos la investidura para manejar el país y la responsabilidad sobre las decisiones y lo que se derive de estas.
Escogemos a un gobernante porque creemos que él podrá administrar nuestros intereses, porque trabajará para nuestro bien como sociedad, porque responderá por nosotros y tomará las decisiones mas adecuadas para nuestro bienestar. Pero si el gobernante se equivoca, si actua conforme a intereses que no son los del bien común él debe responder. Debe ser reconvenido pues no ha cumplido con su deber y, en casos tan específicos como el del palacio de justicia, su actuar ha causado la muerte de personas inocentes, la desaparición y  tortura  y el engaño a un país entero.
No me importa la pena que le asignen a los acusados, bien podrían ponerlos a barrer el Parque Nacional. Lo que me importa es que quede constancia de que el gobierno, la cúpula militar y los mandos medios se equivocaron, que actuaron por intereses diferentes a los de salvaguardar nuestra vida y honra representada en los civiles que allí murieron y/ o desaparecieron.
Condenar a un militar como Plazas Vega no es suficiente. Y, en ningún momento, “desmoraliza a la tropa” como dice la esposa de Plazas. Al contrario. El mejor ejército sería aquel que trabaje por los intereses de la sociedad y por defender sus derechos y para eso se necesita, no solo, la legitimidad sino la honorabilidad de saber que se cumple con una ley. La mayoría de soldados que sufre de síndrome traumático lo hace una vez encuentra que sus acciones no tiene sentido y no son correctas, que los valores que defiende se diluyen y ya no hay diferencia entre él y el enemigo. En el evento de la toma y la retoma del palacio de justicia no hubo diferencia entre la crueldad de los dos bandos, A ninguno de ellos le importaron los civiles. Este fue un ataque contra cada uno de nosotros y un mensaje claro: quienes tienen las armas pueden hacer con nosotros lo que quieran, los ciudadanos no tenemos importancia, nuestras vidas no son la prioridad.
Insistir en que haya justicia y se devele a los culpables en la retoma es enviar un mensaje a los que pretenden gobernarnos: somos una sociedad sin armas, pacífica, pero no estamos dispuestos a permitir  que nos conviertan en fiambre de sus pasiones. No querremos jamás a un gobierno que deje de lado nuestro legitimo derecho a ser respetados y protegidos.

martes, 17 de enero de 2012

Declaración de principios 1: El amor




Pegada en mi nevera hay una notita casi desteñida que tiene tres palabras escritas en tinta verde: Humildad, constancia y deseo. Detrás de la puerta de mi baño hay otra nota en papel rosado “Existen seis componente sin los cuales el diálogo no es posible: 1.El amor.2. La humildad. 3. La fé en la humanidad. 4. La confianza.5.La esperanza. 6. El pensar crítico. P.Freire.” En mi escritorio, con marcador rojo y en una ficha bibliográfica hay una nota más: "Recuerde respirar". He estado pensando que en esas tres notas está condensada una declaración de principios de mi vida como maestra.

Hoy quiero hablar de la cita de Freire. A este pensador no lo leí en las aulas de la Universidad Pedagógica. Muchos años después de mi grado como licenciada tuve la alegría de estudiar una especialización en docencia universitaria con profesores de la universidad de la Habana y encontré a Freire mencionado en un módulo sobre comunicación en el aula. Tal vez Freire sea uno de los autores que más cito cuando escribo.

La nota rosada que está en la puerta de mi baño es, a mi parecer, la condensación del acto pedagógico y, tal vez, la esencia del mismo. Sin embargo, muchas de las palabras que hay allí no se mencionan en las facultades que forman profesores y, creo yo, resulta esencial meditar sobre lo que implica cada una de estas seis condiciones para posibilitar el diálogo, que, en el fondo, es el acto mediante el cual se educa desde la perspectiva freireana.
El amor es la palabra más difícil de abarcar cuando se habla de pedagogía, no solo porque implica perspectivas morales, sino porque tiene tantas variantes y acepciones y, por supuesto, porque desde los griegos hasta el día de hoy el vínculo entre maestros y estudiantes ha pasado por todas esas acepciones. Creo yo que el amor como elemento distintivo de la especie homo, tiene que ver con un modo de establecer los lazos que nos unen como sociedad. Como especie aprendemos por medio del juego y del amor, entendido como cuidado del otro, como cultivo, como reconocimiento e incorporación. El amor nos permite descentrarnos para pensar en el otro, para querer comprenderlo antes de juzgarlo

Si Freire considera al amor como esencial en el diálogo es porque dialogar es un ejercicio difícil. Tiene que ver con mostrar la diferencia, con exponer el pensamiento y, a veces, todo aquello que no sabemos y tememos reconocer que no sabemos. En el diálogo hay mucho de silencio verbal y mucho de otros lenguajes. Las miradas, los tonos, los énfasis pueden ser claves y son todos ellos generadores de emociones, sin el amor el diálogo podría naufragar en el resentimiento, en el miedo y en la interpretación acomodada y prejuiciosa.

Pestalozzi y Rousseau descubrieron el amor como elemento crucial para educar. Ellos vieron de qué modo el vínculo entre el maestro y el estudiante se fortalecía en tanto el maestro tuviera la capacidad de amar a sus aprendices. Los niños expósitos de Pestalozzi aprendieron a convivir alrededor de una mesa mientras en las cena platicaban con su profesor y descubrían que alguien los escuchaba y los cuidaba. Emilio respeta a su maestro gracias al contrato implícito que hace Rousseau con él “yo seré tu maestro y me comprometo a dar lo mejor de mí para tu aprendizaje, tu serás mi estudiante y estas comprometido a dar lo mejor de ti”.
Un amor fraterno, fuerte, con esperanza en la capacidad del otro. Un amor que cultiva, en el sentido de que comprende que la educación permite la formación y que esa formación se genera en el contacto de generaciones. Un amor responsable que sabe de la importancia de enseñar y no se toma a la ligera lo que es esencial.
Un amor que permite saber que nuestros estudiantes pueden llegar a obtener sus metas, que algunos tienen ritmos diferentes y tendrán que esforzarse más, que otros necesitan saber en qué están fallando y por tanto debemos hablarles con sinceridad, sin crueldad pero de modo que ellos puedan verse a sí mismos. Un amor que sepa que hay futuro y que cualquier persona puede aprender y desaprender.
No es amor dejar que el estudiante se suma en la desidia, que no se esfuerce, que tome el camino fácil, que se preocupe exclusivamente por obtener notas para sus promedios. Tampoco es amor mirar al otro con desesperanza. Las frases “es que con estos muchachos ya no hay nada que hacer” ,“es que son tan terribles” son producto de un mundo que no ha amado a sus niños, que los ha dejado solos. Hace poco escuché a dos estudiantes hablando de un amigo suyo al que le había tocado muy duro en la vida; ¿por qué?, les pregunté y ellos me contaron que aquel muchacho tenía padres pero que ellos trabajaban todo el tiempo y al joven le había tocado crecer frente al televisor y cuidado por empleadas. ¿Y qué es lo difícil? Pregunté. Pues que estaba y está solo me respondieron los muchachos.


Freire, Pestalozzi, Rousseu, Vigotsky y muchos otros pedagogos lo descubrieron hace mucho tiempo: Educar es acompañar.