lunes, 11 de octubre de 2010

Cuerpo y consumo




Cada cultura , a lo largo del tiempo, ha establecido prototipos de belleza humana. Estos tipos están determinados por concepciones de orden cultural, religiosa, e incluso ética y sanitaria.



Para los griegos, a pesar de la naciente división entre las entidades cuerpo y alma, la educación implicaba un desarrollo paralelo de estas, en aras de lograr la armonía y la plena realización del hombre. El gimnasio y los juegos olímpicos, eran expresiones de una cultura que pretendía llevar a sus ciudadanos a emular a los dioses. El cultivo del cuerpo estaba íntimamente ligado a unos valores y a un proyecto social que implicaba un modo de ver el mundo. La armonía corporal se conseguía mediante la disciplina, la templanza y el propio esfuerzo.



El Pathos griego, es decir, el cuerpo, era parte esencial del orden social, pero no valía en sí mismo ni por sí mismo, junto a él debían ir el logos (capacidad argumentativa y racional) y el ethos ( capacidad de comportarse de acuerdo a lo que se decía. El ser consecuente y tener credibilidad con los conciudadanos). Ningún griego bello lo era si antes no conseguía obtener estos tres elementos.



A lo largo del tiempo el cuerpo humano ha cambiado, debido a la tecnología que cada día le brinda menos posibilidad de usar energía propia. Si en la época de cazadores y recolectores un hombre debía consumir numerosas cantidades de carbohidratos y lípidos, que gastaba en jornadas intensas de desplazamiento, hoy día, gracias al automóvil y al desarrollo de vías e instrumentos para el trabajo, el ser humano no requiere de la inversión de su energía corporal en estas tareas.



Han cambiado también las prioridades, de tal modo que actualmente la belleza es un valor en sí mismo. Entendamos aquí la belleza como el buen aspecto físico y entendamos este , a su vez, como la concordancia con los estereotipos propios del momento. La apariencia corporal, cobra , hoy en día una gran importancia y se pone en el centro de las preocupaciones de la mayoría de personas del mundo llamado moderno.



La imposición de estereotipos, es decir, de patrones de apariencia física, cada vez mas globales y estandarizados, genera, a su vez, el consumo de productos que permitan a las masas acceder a lo que la sociedad de consumo les exige. Si en el tiempo de los griegos estos estereotipos eran producto del consenso social y de la aspiración a cumplir unos ideales, en nuestros tiempos son los mercados quienes determinan cómo debe lucir una persona.

En la actualidad, ser atractivo implica consumir un sinnúmero de productos que, como adornos, otorgan “belleza” a quien los posee.





El objetivo central de las personas preocupadas por su apariencia fisica es estar a la moda. La moda cambia, obviamente tiene que ser así, si quiere mantener volúmenes de venta. No tendría sentido imponer una moda estática porque tarde o temprano las personas estancarían su ritmo de adquisición.



El mundo de los productos ofrece día a día innumerables golosinas. Los carbohidratos y lípidos estan presentes en la mayoría de la comida chatarra con la que las personas son bombardeadas constantemente. Pero al tiempo que se ofrece esta dieta se exige a las personas estar físicamente delgadas. Esto es una paradoja que cada vez genera mas problemas en los adolescentes, quienes con tal de comer y verse bien hacen cualquier cosa por adelgazar, cualquier cosa, menos ejercicio o dieta controlada médicamente.



El mercado del cuerpo delgado mueve millones de dólares al año, muy pocos de los productos atacan directamente el problema de la vida sedentaria y la mayoría se convierten en soluciones, que a largo plazo, causan mucho daño en los sistemas de asimilación del aparato digestivo.



Se ha divulgado la idea de que la delgadez es parte de la buena salud, esto es cierto. Sin embargo, los motivos que llevan a las personas a parecer delgadas distan mucho de ser motivos profilácticos, mas bien se adentran en el terreno de la aceptación social y la autoestima. Las dietas y los miles de trucos y técnicas para adelgazar, son poco saludables y, en su mayoría, comportan grandes riesgos para la salud, con el agravante de que las personas no lo saben ya que quienes las difunden las presentan como inofensivas.



Es común ver a las personas consumiendo pequeñas dosis de arsénico o de yodo para eliminar las grasa de su organismo, algunos otros dejan de comer o comen pero usan laxantes para impedir la asimilación de la comida. En casos extremos, se presentan enfermedades como la bulimia y la anorexia que generan problemas sicológicos preocupantes. Ninguna de estas practicas es saludable, como no lo es tampoco, por citar un ejemplo, la solución de la cirugía plástica o la innovación ortopédica de poner yeso alrededor del torso.



La apariencia física, como requisito necesario para tener éxito social, es una preocupación que aliena a las masas. Las personas sueñan con, de la noche a la mañana, tener éxito a partir de un cambio físico sin esfuerzos, o al menos tener el dinero suficiente para comprar productos que los hagan atractivos y es así como se ha desplazado el sujeto como persona, hacia el objeto como estereotipo físico, dependiente de la moda.



Los seres humanos lo son en tanto se construyen a sí mismos. Sin embargo, la obtenciónn de la autonomía es un hecho cada vez mas difícil en la sociedad contemporánea. La manipulación de los estereotipos físicos genera dependencias y ataca la construcción de la persona hasta los extremos de convertirlos en replicas de una idea única de “belleza”.



Tenemos cuerpo para sentir el mundo, para poder comunicarnos con los demás. Cada sentido está ahí para aportar información que se convierte en sensación y en conocimiento. El cuerpo determinado por la moda se hace insensible, privilegia el sentido de la vista, que nos brinda informaciones incompletas de las personas.



La sensualidad y la sexualidad misma están determinadas por el consumo. Los mass media venden estereotipos de relaciones amorosas y sexuales en las que la prioridad es el cuerpo como instrumento o como objeto, pero no como evidencia de un ser humano. Consumimos, no solo los patrones corporales, sino los usos que damos al cuerpo. Perdemos la oportunidad de hacer nuestras propias búsquedas con respecto al placer y al uso de todos los sentidos.



Si bien es importante que los seres humanos se sientan a gusto consigo mismos, incluida su corporalidad. Este bienestar no se puede generar exclusivamente de la apariencia física como estereotipo. Básicamente porque la seguridad que proviene del aspecto corporal es efímera y está sujeta a los cambios naturales del paso del tiempo. Aceptar el cuerpo y aceptarse a sí mismo es parte de un proceso de reconocimiento que las personas autónomas logran, una vez definen sus intereses y sus gustos personales.

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