miércoles, 12 de enero de 2011

Susana Chavéz:Ni una muerta más



Hace muy poco tiempo tomé conciencia de lo que significa e implica ser mujer. Siempre viví en la burbuja de la academia y allí todo era ideal. Pero hace tres años entré de nuevo al mundo de los hombres y la burbuja estalló. En este tiempo he tenido que recomponer otra burbuja que me permita continuar con mi trabajo y con mi vida y dejar de lado el tema de que ser mujer implica otro trato, otras reglas, sin embargo ,el mundo, lo cotidiano, han comenzado a mostrarme que la desigualdad existe y que , en muchos casos las mujeres somos ciudadanos de segunda clase, con iguales deberes, pero con menos derechos.

Apenas hace unos meses, en mi país, un procurador pasó por alto las normas y obstaculizó una ley que permitía a las mujeres abortar en tres muy necesarios casos. Esto me dejó ver que el cuerpo de la mujer está más normado, más sometido y más preso que el del hombre. No pensemos en los casos de los países fundamentalistas en los que ni siquiera una mujer puede construir una imagen propia, pensemos en las ciudades en las que ninguna mujer puede caminar sola por una calle porque la violan.

Hablo de Ciudad Juárez, ese infierno para las mujeres ese lugar en que la violación se ha convertido en una práctica, ese lugar en el que las mujeres no son personas sino objetos, que los hombres, no todos, toman después de pasearse en sus carros asumiendo las calles como vitrinas que les permiten decidir qué mujer quieren. En ciudad Juárez ser bonita, ser mujer, ser joven es una desgracia.

Susana Chávez es apenas una de las tantas mujeres que murió defendiéndose de una violación. No pudieron violarla, entonces la mataron y cercenaron su mano izquierda. Susana Chavéz era activista, era mexicana, tenía 36 años y yo no la conocía, como no conocí a ninguna de las mujeres violadas y asesinadas, desaparecidas y perdidas para su familia. Chavéz escribía poesía, tenía un blog y era activista. Vivió bien, en el sentido de que usó su tiempo en su pasión, murió mal porque dos hombres, educados en el machismo, en la idea de que son superiores a las mujeres, en esa tradición que dice que somos sacadas de su costilla y puestas en el mundo para servirlos, la secuestraron, intentaron violarla y como se defendió la mataron, la mataron por no dejarse, por mostrarles su fuerza, por no ser sumisa,por no acceder.Tal vez estaría viva si  se hubiera quedado quieta como una paloma, como nos quedamos quietas las mujeres cuando los hombres deciden sobre el amor,las leyes, el cuerpo, la vida.



Los poemas de Susana Chavez hablan de amor, de soledad de alebrijes,de naturaleza y deseo; en todos ellos se siente la tristeza, la muerte, la pérdida. Ahora que ella no está nos quedan esas palabras suyas para que la recordemos, para que no la dejemos morir como lo ha hecho la sociedad que no logró solucionar ni encontrar la raíz de los feminicidios de Juarez.

Hoy es uno de esos días en que quisiera ir a la notaría y pedir que me declaren perro,gato ,flor, todo, menos ser humano.

poema tomado de : http://primeratormenta.blogspot.com/




Un poema para  un árboil



Siempre en tu sombra

comprendo un poco más a la palabra,

y ¿sabes?, también al silencio.

Siempre hay una compostura al desorden,
y mis pulmones reciben ahogados tu aire.


Siempre me sacas las palomas de los ojos con tus

historias,

volviéndome destiempo.

Me asombro cuando me vuelves pájaro, Sacándome de

pronto de entre tus ramas

y me haces escurrir gotas de sonrisas aun cuando

traigo el corazón de piedra.

Una piedra que con tu soplo se deshace.

¿Dime, quien te hizo?


Que bebistrajo consumió el carpintero


para tallar este sueño extranjero del mundo.


¿Qué materiales utilizo con tu alma?
Dime, con qué pasión se ensordeció

dándole corporeidad a lo que me hace renegar de la


muerte,
pero, pobre la muerte. Cuando escucha de ti solloza en

un temblor,
porque haz dejado preñada a la eternidad de tu

existencia.

Yo siempre recomiendo tu aire.

Tu aire de raza nocturna,
tu aire que convoca remolinos en el desierto,
tu aire, desgarrón de la palabra intrincada,
respiración sabia de Dios,
despierto por todas partes,
tu aire que siempre se deja respirar.

Ah, viejo, viejo!
Te has asociado con la armonía
y todos hemos caído de improviso a quitarte un fruto
de entre tus ramas.
Después, nada dijiste,
después, nada supimos decir.
y a mí, me haces aprender y olvidar tantas cosas
que ya no sé si tener o no memoria.
Siempre ando a la cacería de tu palabra hoja
y sacudo mis zapatos en la puerta de tu raíz de ese
sucio lodo llamado miedo.
Ya indetenible déjame decirte...
Perdón. Mi árbol más querido,
por obtener la madera con que me hice fuego,
haciéndote sangrar con mi hacha,
desdoblando, desvistiendo tu cuerpo
pero tus pájaros volaron una noche a mi designio
y fue inevitable.
Esos pájaros dolorosamente me picotearon el alma
y no pude soltar el hacha de mi mano,
y después al volver mi vista a ti.
Tú, plantado.
Ofreciéndome aún tus ramas bajo la tarde,
bajo la lluvia, tus frutos, tus pájaros.
Ay, mi árbol de blancos muñones.
El fuego que de tu madera hice aún está en el brasero
de mi alma.
Cada día lo mantengo vivo y lo cuido,
y canto, canto sin frío,
porque como tu madera

no hay otra en todos los mundos,
porque entre tu sombra
se comprende un poco más a la palabra,
y ¿sabes?, también al silencio.

1 comentario:

  1. Que lamentable todas esas perdidas, y peor aun que no se asume una pronta solución. Lindo homenaje a Susana Suaréz, que en lo personal me parece que escribía muy bien.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar