viernes, 11 de junio de 2010

Patriotismo y democracia: Condena por la retoma del palacio de justicia

Según Uribe, "cuando hay buena fe y cuando hay patriotismo, no hay espacio para el dolo. Se excluye totalmente el delito".
Tomado de:http://www.eltiempo.com/colombia/politica/uribe-rechaza-condena-contra-plazas-vega_7748415-1

Cuenta Carlos Fuentes en el libro “el espejo enterrado” (libro que es de obligatoria lectura para conocer los procesos de conquista y colonización de América) que en tiempos de la colonia cuando surgían problemas legales graves había que escribir un documento, enviarlo a España y esperar por la sentencia o la decisión. El viaje en barco ida y vuelta lentificaba los procesos, obligaba a los americanos a tomar decisiones y a solucionar los problemas muchas veces en acuerdo con las decisiones peninsulares y muchas de modo diferente. Esto generó como resultado un vacío legislativo, una ausencia de integración que aún hoy en nuestros días se expresa en aquella frase “la ley se cumple pero no se acata” que tanto dolor ha causado en nuestra historia.

En los sucesos del Palacio de justicia de 1985 hay dos crímenes, hay dos eventos que deben analizarse y que merecen ser vistos aparte por las implicaciones que tienen tanto en la ley como en la historia colombiana. El primero es la toma del palacio de justicia por el grupo M-19, el segundo es la retoma del palacio por parte del ejercito colombiano.

En la toma del palacio y en su enjuiciamiento opera un asunto que tiene que ver con lo histórico y con procesos que permitieron a este grupo guerrillero incorporarse a la vida social y política del país y dejar las armas. La amnistía y sus implicaciones en el mundo de lo legal es un proceso que, tal vez, debido a la polarización, aún no se comprende totalmente. No somos el único país que debió hacer un “borrón y cuenta nueva” para poder generar dinámicas de convivencia y reincorporación social. Ahora bien, lo que esperamos es que algún día los miembros vivos de este movimiento nos cuenten la verdad de lo que allí sucedió.

En la retoma el caso es a otro precio. Los abusos cometidos por el ejército deben ser juzgados porque el ejército de un país existe con el único objetivo de defender los intereses de la población civil; por eso los ciudadanos tenemos restricciones en el uso de las armas y si las infringimos somos considerados por fuera de la ley. Cuando se conforma un estado este tiene que someterse a leyes internas de funcionamiento y a leyes externas de regulación. Estas aseguran que la fuerza de las armas no se extralimite. Por eso existe el DIH Derecho internacional humanitario. Para que los estados tengan parámetros con qué juzgar cuando hay excesos, cuándo las acciones se salen de su curso.

En cuanto a la buena fé de las acciones y el patriotismo con el que ahora se quiere excusar a los comandantes y presidentes responsables de las acciones de la retoma, esta se anula a la luz del derecho internacional humanitario. Desde esta perspectiva es claro que el manejo del evento de toma de rehenes fue, además de pésimo y con resultados nefastos, matizado por otros crímenes de lesa humanidad como desaparición forzada, tortura, intimidación y secuestro. Muchas dictaduras han actuado por razones patrióticas, Videla actuó para defender la unidad nacional, Castro lo hace para seguir aquél lema de “patria o muerte”, Somoza eliminó a muchos por su buena fé, al igual que Trujillo y el dictador Rosas, quien era un ciudadano ejemplar, católico y practicante devoto de la Virgen María.


Que la tropa se desmoralice no sería problema si la tropa estuviera formada en la ética del derecho internacional, si fuera una tropa preparada para defender la vida de los civiles y sus intereses y no los intereses particulares e ilegales. La objeción de consciencia existe porque se contempla que haya la posibilidad de que los jefes se desvíen o se equivoquen. Un ejercito de verdad es aquel que tiende al heroísmo, pero en el sentido moral, en el de ser un ciudadano cabal, cumplidor de la ley, ejemplo para los demás miembros de la sociedad, a eso se refiere el término de héroe, no solo a dar la vida sino a comprometer su hacer para defender la ley y la primera ley es la vida, ya que es el primer derecho.


Si la aplicación de la justicia en tribunales legítimos desmoraliza a la fuerza pública es porque esa fuerza pública está actuando en contra de la ley o hay en su interior dinámicas que no son claras o contradicen los procesos legales. Esa sería la única manera de que haya desmoralización. La fuerza militar necesita un órgano de control porque el peligro de que se caiga en abusos es siempre latente. Fue un abuso el caso de los falsos positivos .Un abuso y un crimen en el que no primó el interés público sino la ansiedad de recibir beneficios particulares (reconocimientos, permisos, prebendas).Fue un abuso la retoma porque los militares a cargo jamás trabajaron para defender a los civiles que allí estaban como víctimas. En la retoma sólo importó la retoma misma, el fin justificó los medios y el fin era aniquilar a un enemigo que había humillado a la tropa y tenía a los militares en situación de querer vengarse a toda costa. En este sentido, los intereses de un grupo primaron sobre el interés colectivo de salvaguardar a los civiles.

Releo los textos de la época escritos por los guerrilleros del M-19 y también por grupos como las FARC y EPL. En todos encuentro patriotismo, la patria está como bien supremo. En todos veo buena fe, programas de gobierno, denuncia de las situaciones del agro. Son discursos que a veces escucho también en candidatos a la presidencia o en altos funcionarios, todos, según la lógica de que “cuando hay buena fe y patriotismo no hay dolo”, exentos entonces de una condena. Las cosas no pueden funcionar así. Cambiar la costumbre de ignorar la ley requiere de condenas y revisiones y eso debe hacerse para el bien común, no para beneficio de las clases dirigentes o militares sino para el de los millones de colombianos que estamos expuestos, potencialmente, a las consecuencias de los abusos de una tropa mal dirigida.

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